El gran momento de la Encarnación

La humanidad de Cristo es la esposa del Verbo, la complacencia y recreo de las tres divinas Personas; creación nueva, en la cual y por la cual, el mismo Dios altísimo, haciéndose Hombre y perdonando la culpa que el hombre había cometido contra la Infinita Santidad, puede manifestarnos los misterios recónditos de su adorable ser, en canción de amor.

¡Cristo mío!, qué matices casi infinitos has puesto en tu humanidad, haciéndote la maravilla que cantas, por tu voz humana, las infinitas perfecciones e incomparables arcanos del misterioso ser de Dios.

Y para ello, escuchemos y aprovechemos esta voz de Dios, que nos impulsa a realizarlo.

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